Morgana Vatori
Scortum

8.10.10

Error de conceptos

Supongo que depende mucho de quién lo mire. Supongo que también depende de desde dónde se mire. La pasión, la entrega, los sentimientos puros son tan variables que lo que para una persona puede ser una fuente de excitación, para otra sin embargo es un detalle que pasa desapercibido. Pasa habitualmente, y es el ejemplo más básico, son los gustos; uno observa a una chica en la discoteca y le comenta a su compañero de batallas que le parece atractiva, bueno, creo que más bien diría algo como “mira que buena está esa” o “tetas”. El amigo puede estar de acuerdo o puede no valorar esas tetas por ser comunes, vulgares o feas. Cuestión de gustos.

Personalmente, hace tiempo que me di por vencida. Me siento completamente incapaz de explicar mis sentimientos por cierta persona, para ser más precisa: me siento completamente incapaz de explicarle a él lo que siento por él. El problema está en nuestras visiones de la vida, nuestra manera de entender ciertos conceptos; en el ejemplo de las tetas, ambos saben lo que son tetas y pueden gustar o no gustar, pero si identificasen como tetas cosas distintas, no podrían discutir sobre su belleza o no, porque uno estaría hablando del pecho de una mujer y el otro de sus piernas.

Trataré de explicarlo de una forma concreta. Él escucha la palabra sumisión y entiende una cosa y yo, a esa misma palabra, le doy un significado completamente distinto; por tanto cuando trato de explicar lo que siento por él y me toca usar las palabras sumisión, entrega o cesión, me doy cuenta de que jamás lograré que me entienda. De ahí que me diese por vencida cuando vi (la primera vez que traté de explicárselo) que él escuchaba mis palabras, pero les aplicaba un significado diferente al que yo trataba de darle.

Desde entonces he pensado que conseguiré que me entienda el día que sepa qué palabras utiliza él cuando quiere decir lo que quiero decir yo cuando digo entrega.

4 comentarios:

Dantonmaltes dijo...

A lo mejor resulta que sí te entiende y no le gusta lo que le dices. Es como su a alguien le intentas explixcar lo buenos que están los sesos de vaca y le siguen dando un asco que te pasa aunque incluso los pruebe y no le sepan mal. A lo mejor para que entienda las cosas igual que tú debería de ser como tú y no parece que sea el caso.

Morgana Vatori dijo...

Es interesante esto que apuntas, sobre todo por la elevada probabilidad de que sea precisamente eso lo que esté ocurriendo.

Sin embargo pienso, no sé si por exceso o defecto de inocencia, que un hombre en toda su extensión no puede hacer ascos a esto de lo que hablo. No sé que le podría llevar a no gustar algo así... salvo que esa sea justamente su tendencia, es decir, y se vuelve interesante la cosa, pienso que la unica manera de que a una persona no le guste la entrega es que ella también quiera entregarse. ¡Qué horror! Imagino el sentimiento de un hombre que desea ardientemente ceder el control a la hermosa mujer a la que ama y tiene que soportar como ella se arrastre a sus pies otorgándole pleno poder sobre su persona. Creo que los sentimientos se enfrentarían unos con otros, la pasión cedería ante la lástima y la adoración ante el asco.

De todas formas no creo que este sea el caso y siendo sincera me frustra no saber qué hago mal cuando intento explicarme.

A mí me dan asco los sesos de vaca y hasta el paté si pienso lo que es. Pueden incluso darme hasco las salchichas; pero no tengo ninguna dificultad en aceptar/entender que alguien pueda adorar comer testículos de toro. Yo adoro otras cosas.

Y no, desde luego no es el caso.

Flaura Ponte dijo...

Como diría Nacho: "cuando me quiero explicar las palabras se esconden en no sé qué sitio y entonces te escucha como alguien que escucha de lejos el tráfico de su ciudad".

Mi novio siempre me dice que le doy demasiada importancia a las palabras. Pero es que en una discusión las palabras lo son todo.

Morgana Vatori dijo...

Lo cierto es que siempre he pensado que me explico bien, tengo facilidad para comparar situaciones y elaborar metáforas; sin embargo me cuesta muchísimo describir el vértigo que se siente al adorar a alguien de ese modo.

Las miradas dicen mucho. Los gestos. Los hechos. Pero sí, en una discusión las palabras lo son todo.